miércoles, 4 de mayo de 2011

Caracterización de personajes

Sobre la base de las siguientes imágenes, redacte una caracterización para cada personaje.








FRANCESCA FLORES

Siempre con la envoltura elegantemente perfecta sólo comparable con su rigurosa belleza. Una belleza que siempre iba acompañada de una fantástica y mayúscula inteligencia. Siempre con ese carácter intrépido que no la salvaba de ningún problema, travesura, castigo. Había sido así siempre y siempre lo sería: extremamente severa con ella misma, pero cómplice de los demás. Su voluntad por mantener las narices lejos de todo aquello que no debía competerle era semejante a su figura refinadamente delgada y esos ojos pronunciados sólo confirmaban esa hiperactividad que solía mantener desde siempre: no podía ocultarla, incluso detrás de excesivo maquillaje, descarado lápiz labial y rulos tan atractivos como milimétricamente ordenados. Jane estaba al borde de sus treinta, pero tenía la certeza de que esa forma de ser le iba a durar, posiblemente, hasta los 70 o hasta cuando las fuerzas ya no le permitan inmiscuirse en lo que no debe.

Con el camino desgastado y el cuerpo sin ganas, día tras día, Sussane intentaba sobrevivir. Parecía la única criatura creada de tan sólo media costilla, de un par de huesos astillados. Le agotaba vivir, pensar, seguir. Su patética flaqueza no le gustaba ni a ella, ni a los demás. De hecho, su configuración no era, precisamente, la de una tonificada modelo, más bien parecía una cría prematura relamida muchas veces por su madre. Se sentía indefensa, de carácter endeble, mínima. Los demás nunca la habían entendido y tampoco habían intentado hacerlo. Probablemente, ni siquiera ella se entendía. Era incierta y si no hubiese sido por ese “cuasi cuerpo” que la ocultaba quizá le hubiere sido difícil manejar ese miedo y sumisión que todos confundían con rareza e idiotez. Tal vez, lo único que la enorgullecía era su peculiar par de ojos tan claros como ingenuos. Ellos sólo mostraban una cosa: su poco sentido de maldad que hasta sus veinticuatro años mantenía.

La seducción encarnada se vislumbraba en sus tiernos ojos y fornido cuerpo: esa inusual combinación que encandila a tantas y genera bilis en tantos otros. Sus cabellos confusos sólo incrementaban su atractivo y su ego. Ego del cual no se sentía culpable porque sabía que la robustez de éste se debía a los demás y no a él. Así era el egocéntrico Ray. Poco interesado en nada que no se tratase de él. Despreocupado de aquellos con los que nunca se comprometía, aquellos que, siempre, lo miraban de abajo hacia arriba, donde el asumía que debía estar: en lo más alto, en la cumbre, donde no caben dos. A su menuda edad, apenas treinta y seis años, se sentía poderoso, consiguiendo siempre lo que quería sin voluntad suya, pero sí con mucho impulso de los demás. Su piel tostada y extranjera era otra señal de esa vida tan “sobrellevada” que mantenía. Sin pliegues, sin huellas, sin angustias, sin miedos, sin expresión. Ray no había buscado esta vida, pero no le molestaba tenerla.


SHIRLEY KOHATSU

Amanda no le teme a nada. Es demasiado orgullosa para siquiera sentir miedo. Implacable y despiadada como su padre. Hermosa y elegante como su madre. Todas las tardes se dirige al mismo café ubicado a tres cuadras de su casa y toma asiento en la misma mesa, con un cigarrillo en la mano y con la mirada clavada en algún punto del pavimento del frente. A donde vaya, lleva un sombrero Fedora que se ajusta a la perfección con esos trajes que su fallecido marido le obsequió (y al mismo que ella asesinó). Entonces, recuerda la sangrienta y excitante escena y las comisuras de sus labios se tuercen en una espeluznante sonrisa que sólo deja salir una vez por día en honor al crimen que cometió. Las súplicas, los gritos, el inquietante sonido del cuchillo atravesar la piel, la sangre salpicar su rostro, seguidos del llanto ajeno para finalizar con sus carcajadas, opaca el ruido de los coches, volviéndolo sólo un insignificante zumbido frente al concierto de memorias que corrompen la cordura de Amanda. De pronto, un hombre le habla y ella regresa. Abre su bolso y deja tres monedas en la mesa. Inicia el camino de vuelta a casa. Rafael llegará pronto y ella, Amanda, debe tener todo listo de nuevo. Tal vez, mañana su sonrisa se prolongue por un rato más.

No hacía otra cosa más que observar. Toda la vida había hecho lo mismo mientras se sentía fenecer cada mañana y eso, de todas formas, a nadie le importaba. Harry sólo procuraba devolver lo que por tantos años había recibido: indiferencia. Ver cómo unos metros más allá una mujer era agredida por su marido, no merecía mayor atención. Sus padres solían vivir así y no fue hasta que uno de los dos murió que la paz y la miseria lograron instalarse por cierto tiempo en su casa y de ambas, la única que todavía se negaba a abandonarlo era la segunda. Más allá, oculto entre las patas del caballo del marido, un niño asustado y con la nariz sangrando, imitaba con una expresión más temerosa la misma acción de Harry, observar. Durante años y hasta hoy, no sabía cuánto de privilegio tenía el encontrarse con un espectáculo como ese a diario. Harry había sido privado de uno de sus sentidos, por lo tanto, desconocía el galope de los caballos, el sonido del disparo de un arma, los latidos de su corazón, la voz de su madre y los gritos de esos dos individuos de en frente, ofendiéndose. Pero aún así, era un conocedor del odio y de lo que el llanto de un niño significaba. Harry sonrió y se recostó en la vieja banca de madera con los ojos cerrados. Fue la única vez que sintió la ligera necesidad de compartir su desdicha con alguien más, pero era la enésima oportunidad que comprobaba que la ilusoria vida deseada la encontraba en su mente, mientras que la atenazante muerte sólo era posible con el abrir de sus ojos. Y entonces, la misma pregunta llegaba a instalarse en ese inhóspito lugar: ¿por cuál valía la pena vivir o por cuál, morir?

El tiempo se había encargado de zurcirle el alma a un ritmo tan lento que de haberse tardado más, hubiese podido olvidar incluso su propio nombre. Sabía que era imposible, pero sabía también, que la locura no era su mejor aliada; es por eso que durante su exilio, Machete decidió no caer en las redes de esa tentadora embustera. No debía olvidar su objetivo. No podía ignorar su destino. Había sobrevivido con una sola finalidad: regresar. Llevaba el cabello hasta los hombros para disimular la ausencia de una de sus orejas, la cual tuvo que sacrificar por un plato de comida. En cada línea que surcaba su rostro, el esclavizante pasado le recordaba que su desgracia era tan grande que para él toda esperanza había sido liquidada. Un canoso bigote contorneaba la curvatura de sus labios secos y afligidos que se habían negado, hace mucho, a ser parte de una efímera sonrisa. Machete cojeaba desde hace cinco años, y su aspecto de ex convicto no generaba un buen recibimiento del país que lo vio nacer. De pronto, se detuvo en la acera y se dispuso a cruzar la autopista pero, al frente, un intempestivo recibimiento que le dio una joven mujer a tres personas en la puerta de su casa, lo impactó. Había soñado con ese recibimiento por años y ahora sólo podía limitarse a envidiar. De pronto, la mujer levantó la cabeza y Machete se quedó inmóvil. Luego de tantos años de deambular a medio vivir, había olvidado lo que era que te tiemblen las piernas y se te entuma la garganta a causa de una sola mirada. La mujer cerró la puerta y Machete retrocedió unos pasos. Su regreso, había valido la pena.


































Taller de escritura creativa UPC 2011-1

La segunda semana de abril, empezamos una nueva versión del Taller de escritura creativa en la UPC. En esta ocasión nos dedicaremos exclusivamente al relato breve (cuento) con la finalidad de profundizar en la estructura y las técnicas del cuento. Los talleres tiene lugar los viernes de 4 6 de la tarde. Pueden visitarnos en Facebook bajo el nombre de Taller de escritura creativa Upc o con el correo circeps@gmail.com.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Voces de colores

Voces de colores. Antología literaria del Taller de escritura creativa de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas



Presentación

Viernes 29 de noviembre
Campus Monterrico Aula H-37
3.00 pm.

Comentan

Arturo Caballero
Henry Rivas
Mariano Vargas

viernes, 29 de octubre de 2010

La crónica: delimitación del tema específico

Los alumnos escogerán alguna de las propuestas como tema para escribir una crónica. Si tuvieran una propuesta distinta, pero que cumpla con los requisitos para elaborar una crónica, pueden utilizarla. Podría darse el caso de que un área temática sea transversal con otras. En ese caso, deberán delimitar claramente el tema específico sobre el cual se escribirá. Lo importante es tener un tema concreto sobre el cual escribir. No detenerse solo en esta propuesta, sino encontrar su propio tema de acuerdo a sus intereses, conocimientos y experiencias sobre el mismo. En sí lo más importante es el tema específico.


martes, 26 de octubre de 2010

La crónica. Definición, características y estructura

(Sugiero que antes de leer el texto teórico sobre las crónicas, revisen la antología de crónicas que propongo a continuación. )

Arrecife. Antología de crónicas de Leandro Perdomo
Antología de crónicas barriales. Varios autores

Luego, revisar el artículo La crónica periodística. Evolución, desarrollo y nueva perspectiva de Juan Carlos Gil González

viernes, 22 de octubre de 2010

Creación poética: haikus



La mora dulce me alegra
como la música.

Y, mientras el árbol
lodoso observa
aludes de sexo.

Las flores vibrantes
borran el invierno.
Así empieza la primavera.

(Luzmila Quezada)

Caballo que no merecía tener corona
botella
acababa arrastrándose
ensimellada
arrimelecidall llover.

Mujer inmerecida
por los glunicornios
del atardecer.

(María Fernanda Román)

Gran felicidad siente
la familia
en la mesa
al comer tallarín.
Dedo
Oscuro
Obedece
el amargo presentimiento
Enfrentar
el despiadado destino
sufrir
con la verdad.

(Gonzalo Echegaray)



El ámbar cae
a borbotones
desde la lejana
colina.

El lecho ocasiona arañazos
silenciosos
sin correr.

El orzuelo
onanista
ambicionaba aretes
sencillos
de cuero.

(César Pancorvo)

Helado para ti
Princesa
para que poseas Felicidad
y
no te Conviertas en Amargada Bruja.

Caníbal,
Liberaos Sin Miedos
y
Sacudid Dientes.

Hoy
ha muerto un Amigo
de Camino al Tren para Regresar a la
Realidad.

(Elí De la Rosa)

El odio
ornamental
levanta ánimos
sobre el fracaso
si se esconde
en nuevas victorias.

El banco
abrió
para el
solitario
triste.

(Jocelyn Vilela)

Todos los demonios
son malos
pero pocos
temen la soledad
en sus castillos.

¡Humano!
Oprime esos sueños
sedientos de manipulación.

Cuando otros sufren
negamos simplemente
esperanza.

(Jacqui Villiger)

La palmera cae
corazón arrugado por la muerte
ahora es corazón de piedra.

Semen nocturno y obligado
once veces mueres cerca
once veces muere mi destino.

La noche queda vacía y seca
seco cuerpo sin sentido.

(Luis Guevara Llontop)

Cayo de Satanás
agonía
del abismo naciente

Oscuridad en alaridos
asustan
el mal durmiente

El karma engancha el destino
Del sombrero,
El césped dice enfermiza
A la leal lujuria,
Ella piensa
Sombrero,
Pisa al césped.

(Claudio Villacorta)

El relajo de mi duda
Se basa en la seriedad
De mi preocupación

El frío de mi cansancio
Es por la severidad
De mi sueño

(Rodrigo Cueva)

domingo, 17 de octubre de 2010

Caligramas

(Hacer click en la imagen para observar los textos con mayor precisión)



Luzmila Quezada



María Fernanda Román



Claudio Villacorta



Mauricio Contreras